Hay quiénes han reído, llorado y descubierto parte de sus raíces. Historias que hablan desde ese otro tiempo de valor por lo colectivo. Eso es el libro de mi padre, “Arreando sueños: Memorias de un rufiniano”, lanzado de forma independiente en febrero de este año, tras años de escritura y poco más de dos meses antes de que este viejo cóndor decidiera volar hacia las cumbres. Este es mi prólogo para él, uno de tres, y en este día del padre me doy la licencia de compartirlo.