Encuentro litoraleño:

Parra, Bolaño y Echevarría

parra-bolaño-echevarría
La foto corresponde a ese primer encuentro. Parra ya había estado hacía algunos meses con Bolaño y aprendía a reconocer sus méritos como narrador, sin embargo todavía no eran «cercanos».
Comparte en las redes

Roberto Bolaño venía de ganar el Premio Rómulo Gallegos con «Los Detectives Salvajes» cuando hizo su segundo viaje a Chile, tras una larga ausencia. Esa vez, fines de 1999, trajo consigo al editor y crítico literario español Ignacio Echevarría. Bolaño había finalmente alcanzado pleno reconocimiento en su tierra natal -lo invitaban de jurado a concursos, le pagaban bien por escribir notas para revistas, los medios se peleaban por una entrevista suya-. Sin embargo, por encima de cualquier otro compromiso, ese viaje tuvo un objetivo central: Parra. El español, pese a su ya destacada trayectoria en el ámbito, según él mismo confiesa no estaba entonces particularmente conectado con la obra del antipoeta. Fue la pasión de Bolaño, convertida tras su primer viaje a Chile en verdadero fanatismo, lo que lo llevó a entrar poco a poco en la órbita parriana, para terminar años después editando las notables «Obras Completas & algo +».

La foto corresponde a ese primer encuentro. Parra ya había estado hacía algunos meses con Bolaño y aprendía a reconocer sus méritos como narrador, sin embargo todavía no eran «cercanos». Como sí lo era el empresario Marcial Cortés-Monroy, quien había presentado a Bolaño a Parra, y ahora lo hacía con Echevarría. El viaje (iniciático) era indefectiblemente a Las Cruces. De ahí, almuerzo en El Kaleuche de El Tabo. En las afueras del restorán, la foto, tomada por Alexandra Edwards, esposa de Cortés-Monroy e hija de Roberto Edwards, entonces dueño de revista Paula y hermano menor de Agustín, dueño de El Mercurio.

Echevarría, respecto a ese encuentro, evoca: «horas llenas de simpatía, risas, de complicidad, con un Nicanor Parra que estaba excitante, que desplegó en aquella ocasión todos sus encantos, todos sus talentos. Como conversador, como agitador, como almacén de todo tipo de datos.»

Comparte este post!

Déjanos tu comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

O CON FACEBOOK

Conoce A otros autores

Carmen Berenguer

Carolina Rivas

OTRAS DOSIS DE Antítesis

Pese a su corta vida, Juana Fernández Solar, conocida en el mundo católico como Santa Teresa de Los Andes, generó con Algarrobo un lazo de inestimable valor. En la actualidad una calle y un colegio de la comuna llevan su nombre, pero quizá pocos tienen claridad respecto al vínculo entre esta religiosa, muerta a los 19 años, y el balneario de Algarrobo.
Era un viernes en la tarde, venía hecho un bólido por la ruta Autopista Vespucio Sur, sector General Velázquez, luego de hacer un “favor-servicio” dejando un pasajero amigo en el aeropuerto. Con la mejor música de la década de los ochenta en el CD más uno que otro éxito actual, coronado con mi casco imaginario y mi Nissan Platina 1,6 con docenas de stickers virtuales de auspiciadores imaginarios, mi única meta era batir el último récord y llegar invicto a casa.
Shakespeare en Europa / no necesita levantarse de su tumba / Aunque a veces se revuelca / Pero tú / Señor de Las Cruces / levántate y anda / camina … / Corre que ya te agarra / Violeta Parra