En la última semana de aquel mes (agosto de 1948), en el Congreso de Intelectuales que se celebraba en Wroclaw (Polonia) para sentar las bases del Movimiento Mundial de Partidarios de la Paz, con la participación de quinientos delegados de cuarenta y seis naciones, Pablo Picasso pronunció un discurso para expresar su solidaridad con el poeta chileno perseguido: «Tengo un amigo que debería estar aquí, un amigo que es uno de los mejores hombres que haya conocido. No es solamente el más grande poeta de su país, Chile, sino también el más grande poeta de la lengua española y uno de los más grandes poetas del mundo: es Pablo Neruda». «Mi amigo Neruda está actualmente acorralado como un perro y nadie sabe siquiera dónde se encuentra».
Neruda: el príncipe de los poetas · Mario Amorós | pág 266-267