Microcuentos para niños:

Esperanza

Esperanza
Img: Josefa Lecaros
Hoy llegó al jardín una niña llamada Esperanza. Me tomó con fuerza y me sacó de la caja con la alegría de haber encontrado un tesoro. No me peinó ni me cambió de ropa, como suelen hacer las niñas. Solo me dijo: «tú serás la piloto de la nave».

Comparte en las redes

Hoy llegó al jardín una niña llamada Esperanza. Me tomó con fuerza y me sacó de la caja con la alegría de haber encontrado un tesoro. No me peinó ni me cambió de ropa, como suelen hacer las niñas. Solo me dijo: «tú serás la piloto de la nave».

Debo confesar que fue un día intenso. Pilotear una nave espacial no es tarea fácil, más para una muñeca acostumbrada a largas sesiones de belleza y té. ¿Qué seré mañana? Podría ser una montañista; una astronauta que llega a la luna; una científica loca… Esperanza, por favor, no faltes mañana al jardín.

 

———————
@lagabyloescribe
lagabyloescribe@gmail.com
lagabyloescribe.wixsite.com/misitio

Comparte este post!

Déjanos tu comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

O CON FACEBOOK

OTRAS DOSIS DE Antítesis

¿Puede el trap ser poesía? ¿Qué tienen en común Pailita y Nicanor Parra? En este provocativo ensayo se exploran los vínculos entre el género urbano y la tradición poética y antipoética de Chile. A través de un recorrido que va desde las vanguardias hasta las batallas de freestyle, el autor argumenta que expresiones como el rap y el trap, lejos de ser una degradación del arte, actualizan el espíritu rupturista y callejero de la antipoesía en el siglo XXI. Una reflexión imprescindible para entender las derivas de la lírica chilena en tiempos de globalización y revuelta.
la "hamburguesía" debe meterse la mano al bolsillo, para entrar en una nueva calidad de vida, dinamizar nuevamente la economía, estimular el consumo, sin migajas, porque también tienen la responsabilidad de cuidar el jardín en donde viven... es insólito que en Chile haya pobres que trabajan.