ecopoesía

Mi primera estancia en el Litoral Poeta

Manifiesto Gnómico
Por
Entre los 36 y 39 años, presintiendo estallidos y pandemias, renuncié a la urbe y me inventé una vida en el litoral central de Chile. En ese tiempo recorrí de cabo a cabo la provincia de San Antonio; soñé un futuro ecopoético. En esa época construí un espacio llamado Litoral Poeta.
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En mi estancia en el Litoral Poeta
Reafirmé que hay mucho espacio y que el paraíso que palpé de niño existía detenido en el tiempo

Confirmé que la solución está en el problema y pude mirar de frente al mercado

Viví a 100 km de Santiago y cae de cajón que lloran ecotrenes

Sentí que hay buenos y medianos amigos / como en todos lados

Constaté que hay escasez de locos

Soñé un Silicon Valley del decir poético

Bosquejé agencias creativas colgando de Cantalao CI·working

Imaginé la vida poética llegar de todos lados

Me contaron que Diego Cardoen prepara un hotel boutique en Isla Negra

Sumé jóvenes + universidades + capacidad ociosas de casas

Publiqué de economía / que algunos satanizan y otros ven naranja

Conocí que hay vino mar y poesía

Comprendí que faltan hospitales y que este aire deben respirar las Senior Suite

Entendí que faltan talleres que construyan sueños y epitafios

pero sobre todo aprendí

que no te puedes marchar sin contar tu experiencia.

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OTRAS DOSIS DE Antítesis

El escritor algarrobino Pablo Salinas relata en este texto la primera vez que conoció a Ricardo Mosella, emblemático artista de Isla Negra. La crónica da una descripción completa del carácter del creador, quien por ejemplo en una fría mañana de inicio de los 90 llegó a la casa de Pablo con un número de La Cuarta bajo el brazo porque según él salía "lo mismo que en otros diarios, pero más entretenido". La narración luego salta al presente, donde Salinas nos muestra que si bien Mosella está lejos de sus pinceles por razones de salud, su obra -imperceptible aún para el común de la gente- es parte indisoluble de la cosmovisión visual y poética de este relevante territorio.
Canto en la noche llena de serpientes y veneno / Y ya no hay más leche en mis tetas caídas. El oceánico espejo suspira / Despoja húmedos los trapos de esta carne.
En medio de la pandemia nos contactamos con la poeta Teresa Illanes Bernal, la octogenaria y talentosa poeta que vive en Comunidad Consistorial, paraíso natural –como su poesía– inserto entre El Tabo y Las Cruces, en medio de Gota de Leche.