Inauguración III Congreso de Educación Artística

No se extrañen del estallido de demandas sociales, porque para eso se eligió a la derecha ¿A quién sino a los los dioses se les reza el cambio?

La identidad del pueblo chileno (o, mejor dicho, la identidad de raíz mestiza de nuestro pueblo) se funda sobre una matriz de tipo esquizoide innegable. Quizá la mayoría de los pueblos del planeta (o al menos la mayoría de los americanos) compartan una distorsión fundacional similar. No lo sé. La nuestra, al menos, es una, particular, y se puede expresar someramente así: por un lado, una inclinación extraña, soterrada, casi institucional, a mirar con desprecio, o, en su defecto, con limitante paternalismo, todo lo que huela a indígena, y por otro, cierto orgullo tampoco del todo manifiesto, pero sí relativamente extendido, a la hora de des- tacar ciertas cualidades esenciales y únicas de las etnias primitivas de este suelo; por cierto, con particular énfasis, las del pueblo mapuche.

Hay un proverbio chino que dice: "El árbol retorcido vive su vida, mientras que el árbol derecho termina convertido en tablas". Y Pablo es un árbol recto en algunos aspectos y retorcido en otros. Muy lejos de ser tabla.