Me gustan los halagos y ver la cara de orgullo de mis papás cuando recibo un diploma por disciplina o por rendimiento.
Pero a veces me angustia pensar en qué pasaría si dejase de ser la mejor.
Con lo que gana, podemos arrendar un espacio en una pieza que comparten otras dos familias, también haitianas. Cuando no tengo clases, para no quedarme solo en la pieza, acompaño a mi padre al hotel donde trabaja.
Mi mamá dice que soy el niño más lindo del mundo. A mí me da vergüenza que diga eso. Cuando lo dice me agarra fuerte y me come a besos. Eso me encanta...
Me llamo Felipe y no me gusta mi nombre. Ayer estuve de cumpleaños y recibí toneladas de regalos que cualquier niño de 10 años estaría feliz de recibir...
Hoy llegó al jardín una niña llamada Esperanza. Me tomó con fuerza y me sacó de la caja con la alegría de haber encontrado un tesoro. No me peinó ni me cambió de ropa, como suelen hacer las niñas. Solo me dijo: "tú serás la piloto de la nave".