Litoral de los Poetas: a nadie le importa.
No le interesa a lo gubernamental, no le para el pelo al pueblo, no le importa ni a los poetas. Estos últimos se comportan como el mismísimo letrero del MOP, no hay más que palabras sin acción. Están aferrados a la mísera marraqueta de siempre, intentando agarrar una miga. Muertos de hambre.
Intentos hacen, pareciera, pero se engañan, porque todo lo que tocan huele rasca, la performance es pobre; no escuchan a sus clientes… qué se podría esperar -por tanto- de tejer voluntades superiores entre colaboradores claves.
No han oído al teclado de la boca pronunciar el futuro… Siquiera para poder ignorarlo; para que sea adrede. Insufribles e inocentes.
Se felicitan y palmotean la espalda, pero por ellos fueran puñales. No entienden nada de lo que profesan en versos, se estimulan con la miga pequeña y todo lo que gira a un centímetro cuadrado de sí mismos: ignorantes de las oportunidades, cobardes antes la posibilidad de compartir la mísera marraqueta.
Obvio que estoy exagerando. Así es el ejercicio de mirar en negro para encontrar las pequeñas luces.