"¿Por qué tanto alboroto e insistencia en torno a un plagio? A Huidobro, una vez que Volodia denunció el plagio con la seriedad y documentación pertinentes, el asunto no habría debido interesarle más allá de lo razonable. Porque, habiendo cumplido con lo que él estimó su deber, obviamente la palabra pasaba al denunciado. ¿Por qué en cambio Huidobro siguió adelante como si se tratara de algo personal y confirió al presunto «delito literario» la categoría de un asunto de Estado, al punto de gastar tiempo, esfuerzo y dinero en publicar un número monográfico de la revista Vital dedicado a machacar sobre la ya bien conocida denuncia del plagio de Neruda? ¿Por qué?"
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