Confesión de un granuja

Álvaro Ruiz
Foto: Gulppiz
Por influencia del medio… Un hombre que ve la puesta de sol y miente…
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Por influencia del medio
He aprendido a ser un granuja
Un menesteroso
Un terrible hijo de puta de filuda cortaplumas
Un hombre que ve la puesta de sol y miente
Un chango alcoholizado aún recolector
Un orillero en la cartografía primera hispana
Cuando Drake, Morgan y Darwin paseaban por la bahía
En blancos veleros sobre el quieto vaivén de las olas
Echando anclas frente a esta tierra prometida
Polvorienta y llena de pulgas
Sin amor ni vides
Con la exactitud que otorga el paisaje sobrecogedor
Que es la alta y solitaria cordillera de Los Andes
Con los ojos siempre puestos sobre la blanca espuma oceánica
Donde atracaron embarcaciones de banderas inglesas y españolas
En medio de un cerebro inmensamente tramposo y hemisférico
En la metafísica de mi mal llamado corazón
Lo que no es menos duro que las rocas del Caúcaso
Donde Prometeo encadenado lloró la mariconada de los dioses
Y, por sobre todo, la eterna ingratitud de los hombres.

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Nos miramos a los ojos, nos dimos las manos, compartimos la magia y el dolor de los acontecimientos. Al sentir el cariño y confianza de la(s) hermana(s) nos contamos nuestros miedos, y en tantos casos, nuestros traumas. Nos dimos cuenta de que TODAS sentimos ansiedad por el encierro forzoso, y TODAS habíamos experimentado alguna vez las demás violencias del sistema patriarcal, en nuestros cuerpos, en nuestras mentes, en nuestros espíritus.
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