Soy Simón Presler, tengo 11 años y soy haitiano. Llegué hace dos años a Chile con mi papá. Tuvimos suerte y él encontró trabajo rápidamente en un hotel en Santiago.
Con lo que gana, podemos arrendar un espacio en una pieza que comparten otras dos familias, también haitianas. Cuando no tengo clases, para no quedarme solo en la pieza, acompaño a mi padre al hotel donde trabaja.
No es muy entretenido, pero es mejor que estar solo. Me tengo que levantar muy temprano y subirme a una micro llena de gente que no siempre es amable con nosotros.
A pesar de eso, estar en Chile es mejor. No nos falta la comida y hemos hecho algunos amigos. Además, durante las vacaciones estoy mucho tiempo con mi papá y estar con él es lo que realmente me hace feliz.