El Litoral de los Poetas no es simplemente una denominación geográfica, una marca turística o la costa históricamente vinculada a Santiago: es la manifestación de una vocación creativa que ha convertido estos 70 kilómetros de costa en un polo de atracción para creadores de todas las disciplinas. Desde Rodolfo Philippi hasta Pablo Neruda, desde Vicente Huidobro hasta los actuales artistas visuales y emprendedores culturales, este territorio ha demostrado una extraordinaria capacidad para inspirar y albergar la creación en todas sus formas.
El concepto de «poiesis» —origen etimológico de la palabra poesía— significa creación, y en este territorio se manifiesta no solo en la literatura sino en las múltiples expresiones del ingenio humano y también en su rica naturaleza. Esta tradición creativa, lejos de ser un simple legado histórico, representa hoy una oportunidad única de desarrollo económico y social basado en la cultura.
Chile ha demostrado históricamente una notable ventaja comparativa en el ámbito creativo. Los dos premios Nobel de Literatura, dos premios Óscar y un premio Pritzker, entre otros reconocimientos internacionales, y siendo un país tan pequeño, evidencian un talento nacional que encuentra en el Litoral de los Poetas uno de sus espacios más fértiles de expresión.
El patrimonio cultural como motor de desarrollo
La concentración de talento creativo en el Litoral de los Poetas no es casualidad. Como señala el libro «Constelación Litoral» de Pablo Salinas, este territorio ha sido históricamente un imán para creadores que encontraron aquí no solo inspiración sino también un modo de vida que potenciaba su creatividad. Esta «masa crítica» de talento creativo se manifiesta en una red de legados culturales que hoy constituyen la base de un potencial desarrollo económico sostenible.
La presencia de Pablo Neruda en Isla Negra trasciende lo anecdótico: su casa-museo no solo atrae visitantes sino que inspira emprendimientos culturales innovadores. El Restaurante Nobel, por ejemplo, demuestra cómo el legado cultural puede transformarse en experiencias contemporáneas de alto valor agregado, fusionando gastronomía, literatura y turismo cultural.
En Cartagena, la tumba de Vicente Huidobro y su casa museo representan otro nodo de este circuito cultural. El padre del creacionismo eligió este lugar no por casualidad: el paisaje y la atmósfera del balneario resonaban con su visión poética innovadora. Hoy, este legado ofrece posibilidades únicas para el desarrollo de turismo cultural especializado.
Las Cruces y Nicanor Parra forman otro capítulo fundamental de esta constelación creativa. La «antipoesía» encontró en este balneario el ambiente propicio para desarrollarse, y hoy la casa del antipoeta representa un potencial centro de exploración de nuevas formas de expresión cultural.
Por otro lado, la figura de Roberto Parra en San Antonio añade una dimensión fundamental: la cultura popular y el folclor urbano. A través del trabajo de la Corporación Por Amor al Arte, el Jazz Guachaca, la Cueca Chora y la historia de la Negra Ester, que se desarrolla en el principal puerto de Chile, se han convertido en expresiones vivas que enriquecen la oferta cultural del territorio. El reconocimiento del «Día del Folclor Urbano Roberto Parra» demuestra cómo la cultura popular puede institucionalizarse y convertirse en motor de desarrollo.
Esta red de legados culturales se complementa con una vibrante escena contemporánea. Artistas visuales, escritores, músicos y creadores de diversas disciplinas continúan eligiendo el Litoral de los Poetas como su lugar de residencia y creación, alimentando un ecosistema creativo en constante renovación.
La naturaleza y la vida poética: engranaje fundamental
El Litoral de los Poetas destaca por una geografía que trasciende lo meramente paisajístico para convertirse en un elemento constitutivo de su identidad cultural y su potencial de desarrollo. Los siete Santuarios de la Naturaleza reconocidos oficialmente en el territorio (la playa y Humedal Tunquén, el Islote Pájaro Niño y el Peñón de Peña Blanca en Algarrobo; la Quebrada de Córdova compartida entre El Tabo y El Quisco, Gota de Leche en Las Cruces, la Laguna El Peral en Playas Blancas y el Humedal Río Maipo entre San Antonio y Santo Domingo, conforman un patrimonio medioambiental excepcional que complementa y enriquece la oferta cultural.
Por otro lado la red de humedales del territorio, que incluye el Humedal Río Maipo, Ojos de mar, El Yali, el humedal de Cartagena, y el Humedal de Tunquén
, entre otros, alberga el 34% de la avifauna nacional, con un 94% de especies endémicas o nativas. Este patrimonio natural no solo representa un valor ecológico intrínseco sino que ofrece oportunidades únicas para el desarrollo del aviturismo, una modalidad de turismo especializado con creciente demanda internacional. Categoría en la cual no podemos dejar de mencionar el Parque Tricao, el aviario más grande de sudamérica, un proyecto privado del más alto nivel ubicado en el sector de las Brisas de Santo Domingo; un verdadero lujo.
El Valle de San Antonio representa otro elemento distintivo del territorio. Su microclima particular, influenciado por la Cordillera de la Costa y la proximidad al océano, ha permitido el desarrollo de una viticultura única. Las viñas del valle (AVVSA), agrupadas bajo el concepto «Vino, mar y poesía«, demuestran cómo la integración de elementos naturales y culturales puede generar productos diferenciados con alto valor agregado.
La diversidad de paisajes costeros, desde las arenas negras de Santo Domingo hasta las playas blancas de Algarrobo, pasando por acantilados, dunas y quebradas, configura un escenario natural que históricamente ha servido como fuente de inspiración para creadores de diversas disciplinas. Esta variedad geográfica ofrece hoy múltiples posibilidades para el desarrollo de experiencias turísticas especializadas, desde el senderismo interpretativo hasta la fotografía de naturaleza.
La preservación de estos espacios naturales no solo es compatible con el desarrollo económico sino que constituye su base fundamental. La experiencia internacional demuestra que los territorios que han sabido integrar su patrimonio natural y cultural en su oferta turística logran un posicionamiento diferenciado y sostenible en el mercado global.
Un modelo de turismo distintivo
El Litoral de los Poetas tiene la oportunidad de desarrollar un modelo turístico que trascienda la tradicional dependencia de la temporada estival. La combinación de patrimonio cultural y natural permite diseñar experiencias especializadas que atraigan visitantes durante todo el año.
En temporada alta, el territorio puede complementar el turismo de sol y playa con una robusta oferta de eventos culturales que aprovechen la mayor afluencia de público. Festivales literarios, musicales (música urbana, competencias de freestyle, por ejemplo) y gastronómicos pueden servir como ancla para extender la estadía de los visitantes y aumentar el gasto promedio.
Durante la temporada baja, el enfoque puede dirigirse hacia un turismo premium basado en experiencias culturales y naturales especializadas. Las rutas integradas juegan aquí un papel fundamental:
- El circuito literario, que conecta las casas museo de Neruda, Huidobro y Parra, puede enriquecerse con experiencias gastronómicas y talleres creativos.
- La ruta del vino costero ofrece una perspectiva única de la viticultura, complementada con elementos culturales, paisajísticos y culinarios.
- Las experiencias de bienestar y conexión interior, en comunión con la naturaleza.
- El circuito de humedales y aviturismo atrae a un segmento especializado de viajeros interesados en la naturaleza y la fotografía.
- Las experiencias gastronómicas que fusionan productos del mar y la tierra reflejan la diversidad del territorio.
- Actividades en el mar como navegación deportiva, pesca, buceo, surf o bodyboard.
- Las experiencias de senderismo y trekking entre la Cordillera de la Costa y el Océano Pacífico. Esta configuración crea una serie de senderos naturales que combinan vistas panorámicas al mar con ecosistemas costeros diversos.
Infraestructura y desarrollo sostenible
El desarrollo del Litoral de los Poetas como destino cultural de clase mundial requiere una infraestructura que soporte y potencie su vocación creativa. En este contexto, el Puerto de San Antonio emerge como un pilar estratégico fundamental, no solo por su importancia económica sino por su potencial rol como catalizador del desarrollo territorial.
El Puerto de San Antonio, que en 2023 movilizó más de 21 millones de toneladas de carga y gestionó más de 430 mil visitantes de cruceros desde 2017, tiene la oportunidad histórica de expandir su programa de vinculación con el medio más allá de los límites comunales. Como principal puerto de Chile, puede liderar un modelo de desarrollo que integre la actividad portuaria con la vocación cultural del territorio. Esta integración no solo beneficiaría al puerto y su entorno inmediato sino que potenciaría el desarrollo de toda la provincia.
La red de centros culturales existente constituye otro activo fundamental. Desde el Centro Cutural Santo Domingo, el Centro Cultural San Antonio o Patio Ferreiro en Cartagena; el Espacio Cultural Haikú, el Centro Cultural Nicanor Parra o Gustavo Frías en Las Cruces, pasando por espacios como la Casa de la Cultura de El Tabo, el Centro Cultural Camilo Mori y la Torre de Orión en El Quisco, o la Casa de la Cultura de Algarrobo. Sin duda el territorio cuenta con una infraestructura cultural distribuida que puede servir como base para el desarrollo de nuevas iniciativas.
Un elemento innovador que se debería considerar es la atracción de agencias creativas al territorio. La proximidad a Santiago (apenas 60 minutos), combinada con un entorno inspirador que históricamente ha nutrido la creatividad, hace del Litoral de los Poetas un lugar ideal para el establecimiento de empresas del sector creativo. Estas agencias no solo generarían empleo calificado sino que contribuirían a la construcción de una identidad territorial basada en la creatividad y la innovación. Una especie de Silicon Valley del decir poético.
La preservación del patrimonio natural y cultural requiere una infraestructura específica. Los senderos interpretativos en áreas naturales, los centros de visitantes en humedales, y la señalética especializada en rutas culturales son elementos fundamentales que deben desarrollarse de manera integrada. La experiencia internacional demuestra que la inversión en infraestructura de interpretación patrimonial genera retornos significativos en términos de satisfacción del visitante y prolongación de la estadía.
El desarrollo de esta infraestructura debe seguir criterios de sostenibilidad rigurosos. La fragilidad de los ecosistemas costeros y la importancia del patrimonio cultural demandan soluciones innovadoras que minimicen el impacto ambiental mientras maximizan el beneficio social y económico. La arquitectura bioclimática, el uso de energías renovables y la gestión eficiente de residuos deben ser principios rectores en todo nuevo desarrollo.
Oportunidades y desafíos
El desarrollo del Litoral de los Poetas como destino cultural de clase mundial requiere una visión compartida y mecanismos de coordinación efectivos entre múltiples actores. La experiencia internacional demuestra que los territorios exitosos son aquellos que logran articular una gobernanza que integra las dimensiones pública, privada y ciudadana.
La gobernanza territorial integrada representa uno de los principales desafíos. Las seis comunas del territorio deben coordinar sus esfuerzos más allá de límites administrativos, reconociendo que el potencial de desarrollo reside precisamente en su capacidad de actuar como una unidad territorial coherente. Esta coordinación debe materializarse en un desafío común y medible: convertir al Litoral de los Poetas en la capital cultural de Chile, con un plan de desarrollo que se proyecto por al menos una década.
Este desafío requiere una estructura de «poderes distribuidos», donde la responsabilidad y el liderazgo no recaen en una sola institución o persona, sino que se comparten entre diversos actores con nombre y apellido. La experiencia demuestra que los proyectos territoriales exitosos son aquellos que logran trascender los ciclos políticos y las administraciones de turno, estableciendo compromisos de largo plazo entre instituciones y organizaciones del territorio.
La articulación público-privada emerge como otro elemento fundamental. El Puerto de San Antonio, las grandes empresas presentes en el territorio (como Ariztía, Agrosuper y Embotelladora Andina), y el sector turístico deben encontrar mecanismos efectivos de colaboración que potencien el desarrollo territorial. Sus programas de vinculación con el medio pueden alinearse con la visión de desarrollo cultural del territorio, generando sinergias que beneficien tanto a las empresas como a la comunidad.
La participación ciudadana y el arraigo territorial son elementos críticos para el éxito de esta iniciativa. La experiencia demuestra que los proyectos de desarrollo territorial solo prosperan cuando la comunidad los hace suyos. Los mecanismos de participación deben ir más allá de la consulta formal, generando espacios de co-creación donde los habitantes del territorio puedan influir efectivamente en las decisiones que afectan su futuro.
El desarrollo de capacidades locales representa otro desafío significativo. La transformación del territorio en un destino cultural de clase mundial requiere profesionales capacitados en gestión cultural, turismo especializado, interpretación patrimonial y otras áreas relacionadas. Las instituciones educativas del territorio pueden jugar un papel fundamental en la formación de este capital humano especializado.
La estacionalidad del turismo, tradicionalmente vista como una debilidad, puede transformarse en una oportunidad a través de una programación cultural innovadora que mantenga el interés durante todo el año. La infraestructura existente, que permanece subutilizada fuera de temporada alta, puede albergar residencias artísticas, programas educativos y eventos culturales que generen una actividad económica sostenida.
Conclusión: hacia un destino cultural de clase mundial
El Litoral de los Poetas se encuentra en un momento decisivo de su historia. La confluencia de patrimonio cultural, riqueza natural y desarrollo económico ofrece una oportunidad única para establecer un modelo de desarrollo territorial que podría convertirse en referente internacional. La experiencia de regiones similares en el mundo demuestra que esta ambición no solo es realizable sino que puede generar beneficios sustanciales para la comunidad local.
La industria musical de Jamaica, que representa más del 5% de su PIB y genera casi el 3% del empleo total, ilustra cómo una expresión cultural puede convertirse en motor de desarrollo económico. El Reino Unido, por su parte, con su economía creativa (música, cine, videojuegos, diseño y publicidad) generando entre el 8% y 9% del PIB, demuestra también el potencial de escala que pueden alcanzar las industrias culturales cuando se articulan adecuadamente. De la misma manera, la Costa Brava catalana y la Riviera francesa ofrecen ejemplos de cómo territorios costeros pueden evolucionar hacia destinos culturales sofisticados que mantienen su atractivo durante todo el año.
El Litoral de los Poetas cuenta con ventajas comparativas que lo posicionan favorablemente para seguir esta senda de desarrollo. La concentración histórica de talento creativo, evidenciada en el libro «Constelación Litoral«, no es casualidad sino el resultado de condiciones únicas que siguen vigentes y pueden potenciarse. La proximidad a Santiago, la presencia del principal puerto de Chile, y una red de áreas naturales protegidas conforman una base sólida para el desarrollo.
Por otro lado, y un punto no menor, es que la distribución democrática de los beneficios económicos en el sector creativo tienden a «disiparse en muchas manos» (según comenta el actual vicepresidente de Corfo, José Miguel Benavente en una entrevista que le realizamos en 2020), representa una oportunidad para un desarrollo más equitativo. A diferencia de otras industrias tradicionales, en donde los beneficios tienden a concentrarse, la economía creativa puede generar oportunidades para un amplio espectro de la población local.
El desafío de convertir al Litoral de los Poetas en la capital cultural de Chile en un plazo de ocho a diez años requiere más que buenas intenciones. Demanda una gobernanza territorial innovadora, mecanismos efectivos de coordinación entre actores públicos y privados, y el compromiso activo de la comunidad.
El círculo virtuoso entre cultura, naturaleza y desarrollo económico que proponemos no es una utopía sino una posibilidad concreta basada en evidencia internacional y ventajas locales comprobadas. La poesía, entendida en su sentido más amplio como creación («poiesis»), puede ser el eje articulador de un desarrollo territorial que honre el pasado mientras construye el futuro.
El Litoral de los Poetas tiene la oportunidad de demostrar que el desarrollo económico basado en la cultura no solo es posible sino que representa una alternativa superior a los modelos tradicionales. Un desarrollo que preserva y potencia el patrimonio natural y cultural, que genera oportunidades para la comunidad local, y que proyecta al territorio como un referente internacional de creatividad y sostenibilidad.
La transformación ya está en marcha. Iniciativas como el Restaurante Nobel demuestran cómo el patrimonio cultural puede convertirse en experiencias contemporáneas de alto valor agregado. El desafío ahora es escalar estos ejemplos exitosos a nivel territorial, manteniendo la autenticidad y el sentido de lugar que hace único al Litoral de los Poetas.
El futuro del territorio está en manos de quienes hoy tienen la visión y el coraje de apostar por un desarrollo basado en la cultura. Como los poetas y creadores que históricamente eligieron este litoral para vivir y crear, hoy tenemos la oportunidad de escribir un nuevo capítulo en la historia del territorio. Un capítulo donde la poesía, en todas sus formas, sea el motor de un desarrollo económico sostenible y equitativo.
Ensayo modelado con Claude