Al fútbol se juega como se vive

Fotografía de Alberto Gulppiz
Roberto Álvarez Espinoza vive como juega. Él es el actual director de la Escuela de Economía y Administración de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile y también un fanático futbolero de barrio en el Club Deportivo El Tabo. Hace unos meses atrás se desmarcó de los papers para publicar un libro en el que relata a través de cuentos futboleros porqué el deporte rey es tan o casi más importante que la economía.
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El 22 de diciembre de 2018, Roberto Álvarez o “Tito» como lo conocen en el barrio, estrenó su primer libro, acompañado de familiares, vecinos y amigos de infancia, en la sede del Club Social y Deportivo El Tabo, su equipo de toda la vida con el que jugó y sigue jugando en el centro mismo del Litoral Poeta, una tierra creativa y fertilizada por los restos inmortales de un importante equipo de creadores chilenos, tales como Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Roberto y Nicanor Parra, Adolfo Couve, Jonás, Gustavo Frías, Pacheco Altamirano, José Balmes, Valenzuela Llanos, Camilo Mori y tantos otros… Ese territorio visibilizado por estos luminosos artistas, también es cuna de una tradición y pasión futbolera que traspasa generaciones.

Al Fútbol se juega como se vive - Roberto Álvarez
Director y docente de la Universidad de Chile

Roberto Álvarez, ingeniero comercial, doctor en economía con estudios en UCLA y director de la Escuela de Economía y Administración de la Universidad de Chile, es parte de un linaje de futbolistas de barrio que cada fin de semana se visten de niño para empolvar los zapatos de anécdotas, amistad y compromiso. A veces se gana, otras se pierde, bien lo sabe Roberto y lo retrata en su libro: “Al fútbol se juega como se vive”.

Al discurso de lanzamiento en la sede del club, junto a sus coterráneos -en diciembre pasado-, asistió la máxima autoridad de El Tabo, el alcalde Emilio Jorquera, cuestionado por participar en negocios asociados a la temática ambiental; lo divisé cuando alguien a mi lado dijo: “ahí llegó Mario Bros”, por su parecido con el personaje de Nintendo… Y es que bueno, así es el camarín. En esa instancia Roberto destacó la importancia del fútbol en su vida con momentos increíbles en compañía de familiares y amigos, muchos de ellos relatados en su libro.

-¿Cómo recibieron el libro en tu pueblo?

-Fue bien recibido. Creo que despierta muchas emociones y recuerdos. La gente se siente cercana y protagonista. Incluso gente que no es de El Tabo, pero que lo visitó o veraneó ahí, me ha dicho lo felices que han sido al evocar esos años. El libro viajó a diferentes países donde hay gente de El Tabo que lo recuerda.

-¿Qué es lo más importante que te ha enseñado el fútbol?

-Me ha enseñado a convivir con la derrota. Es fácil ser buen amigo y compañero cuando todo va bien, lo complicado viene cuando las cosas salen mal y eso pasa la mayor parte del tiempo. Los buenos amigos y los buenos futbolistas se aprecian cuando vamos abajo en el marcador y hay que salir adelante.

-¿Siempre fuiste bueno para los estudios?

-No sé, solo me acuerdo que me gustaba aprender y leer mucho. Nunca fui de los mateos ni de sufrir por sacarme buenas notas, ni ser el primero del curso. Más que bueno fui responsable. Me acuerdo siempre que luego de ganar un partido y celebrar el triunfo de amanecida, el Lucho y otros amigos me iban a dejar al bus porque tenía un examen el lunes. También recuerdo que me llevaba libros y apuntes que revisaba mientras esperaba el partido en que me tocaba jugar. Ahora que lo rememoro, creo que era bien nerd.

El estallido

Roberto es nacido y criado en El Tabo. Viene de una familia de esfuerzo. Él es el mayor de cinco hermanos. Cuatro son hombres y la quinta es una mujer, que es casi más futbolera que todos juntos. A punta de esfuerzo -de él y su familia- pudo salir adelante. Su papá era obrero. Su madre y abuela vendían empanadas en la cancha o en el litoral durante el verano, época en la cual también arrendaban su propia casa y se iban a una cabañita de atrás, lo que les permitía juntar dinero para el año.

Desde chico fue un gallo muy cabezón. Sus primeros pasos en el estudio fueron en el El Tabo, luego se cambió al Colegio Particular de Cartagena y terminó su enseñanza media en el Instituto del Puerto. Luego en el año ’88 entró a estudiar ingeniería civil en la Universidad de Chile, sin embargo estuvo como seis meses y no le gustó: venía de una familia aclanada, con mucho cariño, relaciones de amistad espontáneas, forjadas principalmente bajo los principios del fútbol. Entonces enfrentarse a ese Beauchef un poco frío, con la filosofía estampada del “sálvate solo”, no le gustó. Así que habló con su papá y le dijo que no aguantaba más, que se quería volver.

Al siguiente año volvió a dar la prueba y quedó en lo que en ese entonces era Facea (Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas) de la Universidad de Chile (hoy Facultad de Economía y Negocios), donde entró a estudiar ingeniería comercial con mención en economía. Después hizo un magister y luego realizó un doctorado en Estados Unidos (en UCLA), en donde también dejó buenos amigos a través del fútbol.

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El mítico Palestino del ’78

Él cuenta en su libro que primero fue hincha del mítico Palestino del `78 y por eso menciona en algunos cuentos a Óscar Fabbiani y al Coke Contreras (quienes además estuvieron presentes en el segundo lanzamiento que se hizo en enero de 2019 en la sede de la FEN, en Santiago). Luego, más grande y tal vez muy influenciado por pertenecer a la casa de estudios, cuenta, se hizo hincha del Club Deportivo Universidad de Chile.

-¿Qué te parece lo que estaba pasando con la U antes de que suspendiera el campeonato?

-Terrible, pero es la U, si no se sufre no vale. Me hice chuncho cuando entré a estudiar a la U y estábamos en segunda división. Sufrí eso y luego fui feliz con los bicampeonatos y la Sudamericana. Nada que pase nos alejará de ese amor incondicional.

-Te marcó profundamente el palestino del ’78 ¿Qué recuerdas?

-Mucho. Fue mi primer amor. 44 fechas invicto, campeón el ’78 con Don Elías, Fabbiani, Manolito Rojas, Keko Messen y todos esos ídolos de mi niñez. Mi primera vez en el Nacional es con mi viejo y Palestino en la Copa Libertadores. Éramos distintos, a mi viejo y a mí nos gustaba Palestino y éramos invencibles. En esos años yo era Keko, por Sergio Messen, aunque mi ídolo era Rojitas y su zurda inolvidable.

-¿Cómo fue tu infancia?

-Mejor que mi adolescencia. Rodeado de amigos, pichangas en la calle y en la playa. Feliz con mis hermanos. Domingos de fútbol con toda la familia y disfrutando de las cosas simples.

-¿Qué opinas del estallido social del 18/0?

-Justo, válido y necesario. No podíamos seguir así. Necesitamos encontrar otra manera de ser una verdadera sociedad. Hay mucho que mejorar y espero que lo que pasó nos haga más sensibles y conscientes de nuestras deficiencias. Lo reflejo con un ejemplo: no podemos seguir haciendo bingos para que la gente pobre pueda operarse y pagar el costo de los medicamentos. No puede ser que los ministros se mofen de los más necesitados. Necesitamos más humanidad, más dignidad y más justicia. Ojalá lo hayan entendido las autoridades. El ministro Briones parece que sí, no lo sé el resto.

-La palabra Economía significa «administración del hogar» ¿Cómo crees que la sociedad se está administrando?

-No tan bien como creíamos, ni tan mal como para desechar, ni avergonzarnos de lo que hicimos post-dictadura. Hemos hechos progresos notables y espero podamos seguir avanzando, pero se requiere administrar mejor para que los resultados del progreso sean más equitativamente distribuidos.

-¿Qué significa ser el director de la Escuela de Economía y Administración de la FEN?

Un orgullo, una responsabilidad y un desafío diario. Estamos comprometidos en serio con la excelencia y la diversidad. Tenemos a los mejores estudiantes y nos debemos a la tarea de darles la mejor educación posible y sacar lo mejor de los que vienen con rezagos y carencias. Mi labor es que nuestros estudiantes aprendan de la selección chilena de profesores, en un marco de respeto y pluralidad. No pensé jamás que me tocaría liderar la Escuela de Economía y Administración, pero cuando el nuevo decano de Gregorio y un par de colegas insistieron, no dudé en asumir el desafío. Ha sido duro y desgastante, pero seguiré dando lo mejor de mí hasta que el Decano lo estime conveniente.

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Pasión por las letras

Dicen que el destacado economista Sebastián Edwards fue el primero que lo motivó a escribir, y que partió haciéndolo en un borrador, tanto en papel como en el celular. Luego empezó a leer los cuentos a sus amigos más cercanos y al ver que les gustaba agarró vuelo.

“La Vida se Vive Como se Juega”, es un libro entretenido que se consume de “un tiro”. Está compuesto de 15 cuentos, con 80% de historias reales, de sus vivencias de “cabro chico” en El Tabo, con algunas de más grande, incluso con los nombres verdaderos de los personajes, salvo algunos que por táctica, dice, fueron protegidos, tal como en el fútbol.

También como en el deporte rey, hay cuentos muy emotivos, como el de la “La pared que nunca terminó”, en el que Roberto relata la historia de Eduardo «Lalito» Jones, uno de sus amigos de infancia, jugador del Club Deportivo El Tabo, y que no llegó a la cancha porque iba a bordo del fatídico vuelo de la FACH en el que fallecieron reconocidos personajes públicos como Felipe Camiroaga. Desde ahí parte su libro.

-¿Cómo viviste esa historia?

-El dolor más grande de mi vida. No se supera, se aprende a vivir con él.

-¿Crees que la muerte de Lalito fue el detonante para escribir? Casi como forma de responder esa pared.

-Honestamente, no. El cuento “La pared que no terminaron” no fue de los primeros que hice. Surgió luego de varios que escribí y probé con Alejandra y mis hijos. El detonante fue rescatar historias simples, humanas y reales que muestren que al fútbol se juega como se vive. Eduardo era un tipo muy alegre y divertido, y así jugaba al fútbol. Esa idea traté de reflejarla en todas las historias del libro. De verdad creo que no se puede ser honesto fuera de una cancha y deshonesto dentro de ella.

-¿Que sentiste cuando te diste cuenta que el libro era una realidad?

-Una gran satisfacción y alegría. Fue todo muy espontáneo. Solo hasta que tuve un número considerable de cuentos y que mi guía de tesis, que ha escrito un par de novelas, y varios amigos me dijeron que eran buenos, recién me animé a pensar en un libro. Lo más lindo de todo es que pasarán los años, pasaremos nosotros y, en décadas posteriores, algún descendiente encontrará algún ejemplar por ahí en una caja vieja y podrá leer las historias del Club Deportivo El Tabo y su gente.

-¿Qué se viene ahora para el Roberto escritor?

-Estoy trabajando con todo en un nuevo libro: “Palestino 78”. Ya hice la mayoría de las entrevistas, aunque me faltan algunas importantes, para contar la historia de recordado campeonato de mi equipo de niño. Aquí va un extracto del primer capítulo: “El equipo titular lo recito de memoria desde que era un niño: Araya, Varas, Elías, Fuentes y Campodónico. Dubó, Rojitas y Messen. Arriba, Lazbal, Fabbiani y Pinto.  Como un obsesionado por la pelotita, hasta hacía mis tareas de caligrafía con esos nombres y me peleaba el suplemento deportivo con mi viejo para revisar resultados y formación de los equipos. Llegaron a semifinales de la Libertadores, estuvieron 44 fechas invictos. Fueron campeones goleando a Colo-Colo. Tuvieron la mejor defensa del campeonato. Fueron el equipo que hizo más goles. Fabbiani fue el goleador del torneo. Qué orgullo sentía ante mis compañeros de escuela, ante mis tíos y los amigos de mi viejo. Yo era distinto. A diferencia de todos en mi pueblo, a mí y a mi viejo nos gustaba Palestino y éramos invencibles. ¿Qué más podía pedir a mis ocho años?”.

El arte de jugar en equipo

Sus amigos dicen que le gustó más escribir el libro que hacer los papers… y que sin duda prefiere el fútbol por sobre la economía.

“Al fútbol se juega como se vive” es un libro que está escrito como Roberto juega; cargado de emoción, con una pluma sorpresivamente talentosa, ligera, pero a la vez profunda. Es un libro para ser devorado en pocas horas y que debe ser considerado como un artículo de culto en la importante tradición literaria de la Provincia de San Antonio, porque enseña con hechos y también con palabras, lo que necesita el ser humano de hoy, y por ende también el Litoral de los Poetas: aprender a jugar en equipo.

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En la cancha con su viejo, que también es su mejor amigo (foto: Gulppiz)

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