"Bordar el desborde" (1969-2019)

Las Bordadoras de Isla Negra en el Museo de Bellas Artes

Casa de las Lanas, Isla Negra, años 70. Archivo personal de Rosa Santander.
Entre el 30 de agosto y el 24 de noviembre, se presenta Bordar el desborde. Las bordadoras de Isla Negra en el MNBA 1969-2019, que conmemora los 50 años de la primera exposición de este acervo, considerado pieza clave del arte popular contemporáneo, caracterizado por su desbordante colorido y gran fuerza iconográfica.
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Entre el 30 de agosto y el 24 de noviembre, se presenta Bordar el desborde. Las bordadoras de Isla Negra en el MNBA 1969-2019, que conmemora los 50 años de la primera exposición de este acervo, considerado pieza clave del arte popular contemporáneo, caracterizado por su desbordante colorido y gran fuerza iconográfica.

Se trata de alrededor de 30 telas bordadas entre 1969 y 1990, junto a fotografías, documentos y recortes de prensa, que dan cuenta de las exposiciones realizadas en Chile y en el extranjero por esta agrupación de mujeres creadoras. Destacan el documental Lana Mágica de 1996 y el diagrama del gran bordado colectivo de 2 x 7 metros, encargado para el edificio de la Conferencia Mundial UNCTAD-III de Santiago, en 1972.

La exposición, organizada por la Fundación Eladio Sobrino, cuenta con la curatoría de Alejandra Araya y Andrea Durán, y el patrocinio del Archivo Central Andrés Bello de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile. La potencia visual de este conjunto de piezas, realizadas en su mayoría en sacos harineros, permite situarlas en una «genealogía del lenguaje artístico de América Latina que se articulaba desde lo popular y desde el pueblo en las décadas de 1960 y 1970», explican las curadoras.

Las Bordadoras de Isla Negra en el Museo de Bellas Artes | articles 92764 imagen portada.thumb listado | Litoral Poeta de Las Artes | Alejandra Araya, Andrea Durán, Artesanía, Bellas Artes, Bordadoras de Isla Negra, El Quisco, exposición, Isla Negra, Marmentini, Museo Nacional, Nemesio Antúnez, pablo neruda, Sobrino

Nemesio Antúnez y Neruda

La agrupación nació en 1969, cuando Leonor Sobrino, hoy de 107 años, impulsó a un grupo de mujeres a bordar, identificando en ellas un gran potencial creativo poblado por vívidas, cálidas y espontáneas escenas en las que representaron figuras humanas simplificadas, aves del litoral, animales del campo, espacios íntimos y domésticos, paisajes rurales y urbanos. El mismo año, Nemesio Antúnez, fascinado por estos trabajos ofreció exhibirlos en el Museo Nacional de Bellas Artes, entonces bajo su dirección. El prólogo del catálogo fue escrito por Pablo Neruda, emblemático residente de Isla Negra.

Así, en medio de un influjo mundial que abría las puertas al arte popular, estas obras llegaron a los grandes centros de exhibición, como el Institute of Contemporary Arts de Londres, Inglaterra (1972); la Galerie du Passeur y L’Espace Cardin, Paris (1972), la XII Bienal de São Paulo, Brasil (1973); el Metropolitan Museum of Art, Miami (1975); el Musée de l’Athenée, Ginebra (1978) y la Fondation Le Cachot des Vents, Neuchâtel (1979).

El Relajo

«En 1966 empezamos a bordar. La señora Leonor visitaba la Escuela y el Centro de Madres. Allí, a la Rosita Santander, le pidió que llevaran dibujos. Ella nos visitaba allá, llevaba recetas de cocina, semillas, con cuidados de salud. ¿Por qué no me traen un dibujo cada uno? Yo no sabía dibujar. La Rosita Santander llevó una flor, ya no me acuerdo bien. Ella dijo, si dibujan todas así van a ser un éxito. Trajo de a poco lana. Y así se atrevieron todas a hacer un dibujo, así como este. Ni me acuerdo si dibujé en el colegio, pero de bordar me acuerdo.

Mi mamá hacía sábanas de saco harinero, las teñía de naranja y les hacía vuelitos y las ponía en las camas. Los sacos se ocupaban para hacer manteles, los pegaba y los bordaba. ¡Tan bonitos!

Dibujábamos en un papel, luego lo traspasábamos acá. Dibujaba todo altiro, en negro se marcaban las orillas y después se ponían los colores.

La casita de las lanas estaba llena de lanas, pero siempre faltaban colores. Ella nos regaló todo para empezar a trabajar: la tela, la lana, la aguja y la idea. Ella pensó en algo que nos pudiera ayudar porque trabajábamos tanto. Alguien la iluminó para que ella nos ayudara, fuimos más de cuarenta personas bordando. Nos ayudó mucho para criar a nuestros niños, nosotras administrábamos esa plata.

Yo sabía bordar desde la escuela, con esta puntada. A la señora Leonor no le gustaba el bordado mal terminado.

Este bordado no se terminaba nunca, lo tomaba como ‘descanso’. Edulia, Pura, Tatito, Inés y yo nos juntábamos a bordar, le llamábamos ‘el relajo’. Casi todos los domingos, yo no iba todos porque tenía que cuidar a mi marido, cuándo él iba al fútbol yo iba al relajo, me decía pa que bordai tanto si te vai a enfermar de la vista. Yo no me quedé con ningún bordado, se vendían tanto. Ahora no es lo mismo».

 

Conversación con Narcisa Catalán, en su casa en Isla Negra
con Luz Marmentini, Andrea Durán, Alejandra Araya y Alma Rates.
2 de diciembre de 2016

Fuente: Museo Nacional de Bellas Artes

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