Con Annie Ernaux todas las mujeres hemos recibido el Nobel de Literatura. Así decía un grupo de jóvenes en un posteo que leí en una de las redes sociales. No recuerdo cual, pero no importa, lo que sí importa es que esta simple frase resume quizás una de las particularidades más importante de su narrativa: sus lectores se reconocen en sus palabras y según han mencionado incluso las ha marcado y cambiado sus vidas, una voz que según se ha dicho disecciona el peso de la dominación de clase con la consiguiente desigualdad, exclusión e injusticia social, la pasión amorosa y dominación masculina; temas que configuran su trayectoria proveniente de una familia de obreros; una obra que se construye a base de memoria y sentimientos, lo íntimo y lo político que conecta con la memoria colectiva; las vicisitudes de búsqueda de felicidad, amor, desamor, sexo, familia, obligaciones del matrimonio, maternidad, condición de mujer desde los roles de hija, esposa, madre, abuela, amantes, su hermana que murió dos años antes de que ella naciera.
Annie Ernaux, 82 años, académica, autora de una veintena de libros es la primera mujer francesa premiada con un Nobel de Literatura (2022). Su narrativa, según ha dicho, se inserta en un modelo de «autobiografía impersonal», es decir, un relato fragmentario en que lo propio se funde con lo colectivo. Las jóvenes que dijeron que recibían también el Nobel con ella sin duda se han visto reflejadas en sus obras. El posteo agregó el siguiente párrafo tomado de su libro «Pura Pasión» (1993): «Desde septiembre del año pasado no he hecho otra cosa que esperar a un hombre, he estado esperando que me llamara y que viniera a verme, iba al supermercado, al cine, llevaba la ropa a la lavandería, leía, corregía exámenes, actuaba exactamente igual que antes, pero si no hubiera tenido la costumbre de hacer estas cosas, me habría resultado imposible, salvo a costa de un esfuerzo aterrador…»
La academia sueca ha distinguido al conjunto de su obra «por el coraje y la agudeza clínica con la que descubre las raíces, las distancias y las limitaciones colectivas de la memoria personal». Estando en Francia, constaté como esta nominación sacudió al país entero. La noticia llenó inmediatamente los noticiarios de radios y diarios que desplegaban sus cámaras y micrófonos en su búsqueda y de cómo lo crudo de su narrativa incomoda a los sectores conservadores. Mientras algunos hablaban de su trayectoria y reconocían sus premios, entre ellos, el Formentor de las Letras (2019) que destaca su obra como un «implacable ejercicio de veracidad que penetra los más íntimos recovecos de la conciencia». Los críticos han dice que se ha premiado a una maestra que escribe sobre sí misma y sin adornos, una escritura femenina y de autocompasión de su origen social humilde. Demasiado poco literaria, decían otros, situando su obra más bien en el formato de crónica de la vida cotidiana de una mujer que expone su vida y la de su entorno más inmediato.
Por ahí leí que para comprender su camino literario hay que empezar por el libro «El Lugar» (1983) en donde aborda su hogar y localidad de infancia y de cómo cambia la percepción en la medida que nos alejamos de los lugares que hemos habitado. Ella proviene de padres obreros residentes en un pueblo de la Normandía, la Francia periférica como le llaman a los pueblos rurales cercanos a París. Yo, más bien empecé con su libro titulado «Perderse» ( 2001); un diario de vida en la que relata las eternas esperas de su amante, un diplomático ruso (pre- perestroika) más joven que ella y de cómo su ausencia la domina, paraliza su vida, y casi pierde la cabeza.»La mujer helada» (1981), describe su infancia provinciana y también la dominación masculina y en su libro «El Acontecimiento» relata los efectos tras un aborto clandestino en los años anteriores a la píldora anticonceptiva, una historia que llevada al cine obtuvo el León de Oro en la Mostra de Venecia (2021).
El libro «Écrire la vie» (Escribir la vida) reúne el conjunto de su obra publicada al 2011. El primer capítulo comprende un álbum de fotos de su trayectoria de vida. He aquí algunas fotos que tomé de dicha publicación que encontré sobre una mesa al visitar la biblioteca pública de Hericy, pueblo rural a media hora de París.
Myriam Carmen Pinto, Francia, octubre 2022