Cartagena

En la playa grande / Bullen las cáscaras de huevo desde la arena / Los mosqueteros de las tortas; gritan los niños por pasteles y palmeras / Los vendedores vociferan sus productos con poesía nueva / Palomitas de crema rellenas, con surrealismo y manjar / Hombres embriagados, patidifusos de melón con vino al sol / ¡Esto es poesía! Aún hay piropos en Cartagena / Los obreros de la construcción también veranean.
Comparte en las redes
¿Dónde están las hermosas hijas de Ilich?
Gitanas, bocas de algodón de azúcar y arena
¿Quién arropara los atardeceres de Cartagena?
No es lo mismo. Las gaviotas aún esperan por la baraja del tarot
¡Esto era poesía! ¿Hace cuánto que no están sus carpas? …Brujas
Primos con primos, miradas. Amores con sus misterios
La muerte junto a mí en un naipe sobre la nube. Vemos los no nacidos
¿Giovanka, dónde están los gitanos de Cartagena?
En la playa grande
Bullen las cáscaras de huevo desde la arena
Los mosqueteros de las tortas; gritan los niños por pasteles y palmeras
Los vendedores vociferan sus productos con poesía nueva
Palomitas de crema rellenas, con surrealismo y manjar
Hombres embriagados, patidifusos de melón con vino al sol
¡Esto es poesía! Aún hay piropos en Cartagena
Los obreros de la construcción también veranean
Se levantan las cabezas de la arena y dicen:
¡Haría una religión para adorarla, mi diosa!
¡Quién fuera bolsita para llevarla de la mano!
¡Quién fuera noche para caerle encima!
¡Qué linda la chilenita! … Con cebollita y tomatito!
¡Hey señorita! Se le cayó un papel. El papel que la envuelve… Bombón.
¡No camine por el sol, bomboncito, que se me puede derretir!
¿A qué venía Huidobro a Cartagena?
Los piropos son para Dorisa
Ahí viene ella; sirena, voladora y curandera
Con su pollera lila; comadrona, yerbatera y asesina
Huele a hierbas y su boca es potente talismán
De bellos senos como rompeolas y pezones elevados
Le entrego quince mil pesos y ella me entrega:
-Un casete Maxell, con mi carta astral-
Me dice: -naciste un puto 4 de Octubre, y me lanza una carcajada-
Yo solo pienso en dejar de respirar
Para desfallecer en sus labios
Su nombre a hierba,
Tiene todas las facultades de su huerto
Mis bolsillos con canela y ruda
Mi boca con ralladura de jengibre, miel y limón
Veo su cabellera negra con grandes ojos verdes y sufro una erección
¡Bruja, heredaste la clientela de tu abuela!
Te encanta bañarte desnuda en el mar
Caminamos por el paseo hasta el rompeolas de Cartagena
Mi corazón ya está hecho brasas
Como las fogatas de la noche, en la playa que aun humean
Comer de frutales contigo y sacudirte la tierra del cementerio
Sin embargo para otros eres la protegida del Milcom
La cosa repugnante de los amonitas
Y los nobles cartaginenses
Para mí serás la niña dulce, Bartolino…
La que lubricas, cuando te toco
En tu excitación sexual
Adentrándome en tu valle del diablo
https://www.instagram.com/p/B8U6q_MJ7DD/

Comparte este post!

MÁS ENTRADAS DEL AUTOR

No data was found

Déjanos tu comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

O CON FACEBOOK

Conoce A otros autores

Nicolás Salvador

Jaime Gómez Rogers (Jonás)

OTRAS DOSIS DE Antítesis

La aparición de los “gilets jaunes” ha generado en Francia un trastorno de proporciones. Durante los primeros días, incluso semanas, el espectáculo de manifestantes que había decidido enfundarse en chalecos reflectantes como señal de unidad fue visto por muchos como un asunto que no iba más allá de lo pintoresco. Ante la efigie clásica del revolucionario “à la française” (la misma que genera todo tipo de bravuras emocionales en gente como Jocelyn-Holt), esto de hordas disfrazadas a la usanza de inspectores de autopista tenía un aire exageradamente proleta y muy poco chic. Y los medios se mostraron particularmente dispuestos a sintonizar con ese enfoque de descrédito. Luego, cuando la persistencia de esa gente de amarillo alcanzó índices de apoyo y popularidad apabullantes, se reacomodaron muy sobre la marcha las piezas del discurso.
Algunos ya no se dan la mano y se saludan con gestos. Han ideado una serie de códigos para expresar emociones sin tocarse.
Pablo Salinas, pintor y escritor radicado en Algarrobo desde hace más de tres décadas, en su último libro, "Apuntes sobre Algarrobo", bucea con lucidez en la memoria del emblemático balneario de la costa central de Chile. Desde la primera descripción escrita en 1709 por un científico francés, hasta el poema que Neruda dedicó a un pino para salvarlo de la tala, el autor construye bajo su reconocida mirada y estilo, un relato fresco y entretenido que revela la cultura fundacional y la sorprendente riqueza patrimonial del extremo norte del Litoral de los Poetas.