Cómo sobrevivir sin auto… (y otras pequeñeces humanas)

sin auto
Fuente: https://sustentable.uc.cl/
Era un viernes en la tarde, venía hecho un bólido por la ruta Autopista Vespucio Sur, sector General Velázquez, luego de hacer un “favor-servicio” dejando un pasajero amigo en el aeropuerto. Con la mejor música de la década de los ochenta en el CD más uno que otro éxito actual, coronado con mi casco imaginario y mi Nissan Platina 1,6 con docenas de stickers virtuales de auspiciadores imaginarios, mi única meta era batir el último récord y llegar invicto a casa.
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Érase una vez…, no!, este…
Había una vez…, tampoco, no pega…

En fin… dicen que las cosas siempre pasan por algo o bien, que uno debe aprender a reconocer y hacer caso de ciertas señales que el destino nos va dando. Bueno, la verdad no estoy tan seguro de que en lo puntual, mi caso sea algo tan místico o metafísico, simplemente es!!! Y eso es lo maravilloso de la vida, que nunca sabes dónde o cómo te va a dar un palmetazo.

Era un viernes en la tarde, venía hecho un bólido por la ruta Autopista Vespucio Sur, sector General Velázquez, luego de hacer un “favor-servicio” dejando un pasajero amigo en el aeropuerto. Con la mejor música de la década de los ochenta en el CD más uno que otro éxito actual, coronado con mi casco imaginario y mi Nissan Platina 1,6 con docenas de stickers virtuales de auspiciadores imaginarios, mi única meta era batir el último récord y llegar invicto a casa.

De pronto las revoluciones bajaron de forma imprevista, el pedal del acelerador, mi amigo de tantos recorridos, no respondió y pasó a fondo como el estoque de un sable en un combate de los mosqueteros. Oh! Tragedia… Mi corcel estaba herido y no sabía cómo ni porqué.
Dónde se fueron el casco y los auspiciadores? Bajé a tercera, nada!
Bajé a segunda…Nada!!!

Con el impulso de esa fracción de segundos y muchas más ideas de las que he escrito hasta este momento en mi cabeza, presioné el botón de las luces de emergencia y conduje el vehículo a la pista derecha, lo más próximo posible de las barreras de contención.

No sé porqué cuando pones las luces de emergencia, los otros conductores te apuran… No sé porqué si te ven avisando con las luces de tu vehículo y bajando la velocidad…te bocinean!!! Será que estas luces no son efectivas? A lo mejor los vehículos debieran tener un letrero despegable desde el techo, así como las pantallas electrónicas, que emiten mensajes, imágenes y te dan muchas posibilidades de comunicación. Sería muy bueno para la sociabilización de nuestra ciudad, poner “Qué tal amigos?”, “Fue un buen día hoy?”; Pero no, parece no ser muy buena idea pensándolo bien conozco el temperamento promedio de mis conciudadanos y parece que no estamos preparados para tanta buena onda. Será que nos agobia ser corteses y educados? O será que una vez mas lo negativo es lo que más llama la atención, lo que “vende”, además no resultaría porque si tienes que escribir o digitar algún botón para emitir los mensajes te sacarían un parte, claro¡¡¡, como cuando hablas por celular.

Comencé a hacer toda una suerte de pruebas, en mis vagos conocimientos mecánicos. Nada. No sé porqué estas cosas llegan en los peores momentos, hace tiempo que venían ocurriendo sucesos que nublaban mi vida o por lo menos ha bajado una neblina espesa, y me he pegado hartos cabezazos.

Qué hago? Me preguntaba… Mejor me quedo en el auto, si no capaz que uno de los pilotos me mande por los aires. Pongo los triángulos? Nica… los perdería.
Llamo a mi señora, si. Era lo mejor. Si… o no?

Tengo una relación de amor y odio…con mi celular. Jajajaj!!! En ese momento lo amaba.
Me bajo a poner una cuerda y ocurrió algo milagroso. Un auto se detiene delante del mío y me toca la bocina. Yo a esas alturas estaba más que confundido. Me querrán asaltar?, en ese minuto lo veía como un platillo volador deseoso de algún tipo de abducción conmigo.

Me acerco con sigilo, había una pareja dentro, de mi edad posiblemente, cuarenta y algo, sin bajarme la edad. El hombre, quién estaba al volante me pregunta – Necesitas ayuda? – Debo reconocer que quedé un poco en blanco durante una fracción de segundos. No.- dije. Casi en forma automática. Nunca pensé que aun existen las personas amables. Por lo menos un par.

Muchas gracias, mi señora me vendrá a buscar.- y se despidieron siguiendo su camino.
Continuaba la espera. Si fumara sin duda me hubiera fumado varios cigarrillos. Pero no fumo… dibujo, nado, troto, ando en bici, leo…LEO!!! Pero no tenía libros. Esto de ser piloto te priva de varios placeres, entre ellos leer.

Una camioneta de la autopista con baliza y todo llegó y se detuvo detrás de mí. Glup! Qué onda, qué hago?- Pedir auxilio S.O.S.!!!, S.O.S!!!, jajajaj que melodramático!, no es mi estilo. Pero igual tenía dudas acerca de lo que se trataba esa situación. Vi tantas veces la misma escena en las distintas autopistas, pero ahora era yooooo…

Castigo divino? Puede ser… por dejar las cosas siempre para después! Siempre salía algo que me hacía “chutear” las idas al mecánico. Ese fue un golazo del destino, y de esos que duelen…de último minuto, y en alargue.

Me sentía sólo en el mundo dentro de mi vehículo hasta que bajé de mi nube, abrí la puerta y me fui a hablar con el chofer del servicio quién estaba colocando los conos para desviar el tráfico.

Cómo es el sistema?- Pregunté. No sabía si era asistencia, apoyo, cobranza, multa, etc. Esperaba una respuesta, algo concreto, algo positivo!!!

Es el procedimiento- respondió el hombre. Deme sus datos.-

Le indiqué mi nombre, rut, dirección, patente, y pregunté – Para qué es? – Pensaba que me iban a cursar una infracción, no sabía porqué pero pensaba eso. Sentía que era el justo castigo a mi mala suerte. Estaba viendo todo negro, negro, negro pero resignado.

Es sólo para tener la información – Plop! Qué respuesta más surrealista! “Sólo para tener la información… “ Mi problema iba a quedar archivado por los siglos de los siglos y “sólo para tener la información”.

Cuando llegó mi señora, até rápidamente la cuerda a su vehículo y sin cruzar muchas palabras comenzamos la procesión.

Iba con la mente en blanco. Concentrado al cien en mi misión de conducir al fallecido a su tumba. Qué lata! Los stickers de auspicio cambiaron por coronas. Que irá a ser de mi como peatón? Qué voy a hacer ahora? Cómo voy a hacer para ir al “super”, dejar a mi hija en el metro, dejar mi hijo en el colegio, ir al gym, irme a la “pega”, pasar al banco, comprar materiales, ir a la reunión de ventas, ir al mall a pagar cuentas, pasar a buscar a mi hijo, comprar la comida de los perros, llegar a casa…

Publicado originalmente en noviembre de 2012 en El Blog de CeFe

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