Gentil es tu mirar a mis alardes
leve tu voz de miel inquisidora
pecables tus alientos esta tarde
en la que urdimos algo que enamora.
Perfecto es tu despliegue, yo cobarde
ominoso mi anhelo, tú señora
¿Irás alguna vez a ser la que arde
ansiosa de pasión enredadora?
Buceador declarado, no retarde
la Fortuna mi encuentro con tu aurora
que aquí, en lo sumergido, es donde mora.
Tu armonía feroz que no se enfarde,
no salga el mal pudor que se avizora
y violenta, me niegues tus esloras.