Muchos están desesperados con las marchas y quieren que Chile entre en una aparente normalidad. Saben que la paz social requiere cambios de fondo, pero que le piden a la fuerza que ponga orden, sin embargo, la fuerza que necesitamos tiene que ver más con la dignidad y el coraje. Van tres semanas y todavía Piñera no dice que hará lo sobre-humano por reaccionar ante esta tamaña crisis. Todavía no se nota que se le salga por los poros que quiere arreglar su país! Incluso actúa y da señales que van en la dirección absolutamente contraria.
Los que piden la vuelta a la «normalidad» son privilegiados pocos empáticos, más algunos pymes que se sienten acogotados y uno que otro que la calle coloquialmente llama «facho pobre», ellos argumentan que no sirve de nada seguir marchando, porque nada de lo que piden se puede arreglar mañana, y lógico, qué duda cabe, pero Piñera lo soluciona (o se solucionaba) diciendo cuáles serán los objetivos a cambiar antes que termine su gobierno. Pero no tiene empatía ni voluntad, no tiene pasión por la gente, en más de tres semanas no ha dicho nada contundente. Es a él a quien más culpo. Él es el DT del país. A eso se dedica.
Las marchas no son el problema de fondo, sino que la violencia, pero de ambos lados… Lo irrisorio es que una de esas partes es el propio Estado. Por otro lado, los profesores estuvieron más de dos meses parados, con un petitorio súmante digno y de tanto en tanto también marcharon ¿Fueron atendidos? No (hay que informarse).
La Hamburguesía
¿Saben a qué se reduce el problema? Básicamente se está pidiendo que la gran “hamburguesía”, la élite, los más ricos, se metan la mano al bolsillo, casi a conciencia, porque en otros tiempos esto terminaba con el rey guillotinado en la plaza pública (en nuestro caso Plaza Italia) o en una gran guerra civil. En 1800 el pueblo de Francia se tomaba la Bastilla, que era una cárcel parisina, símbolo del despotismo monárquico (la decadencia de la élite… abusó tanto que logró el estallido). Todo lo que vino después es historia conocida (Rev. Francesa). En 1810 nosotros recién nos destetábamos de España (en teoría), un ente externo, y ahora en 2020, está pasando lo que en 1800 pasó en Francia, nos estamos destetando de nosotros mismos. Es un paso al desarrollo, salvo que ya no se puede colgar a Piñera en la plaza pública, además, siquiera él es el monarca…
Tiempos complejos. Para eso, repito lo clave: la «hamburguesía» debe meterse la mano al bolsillo, para entrar en una nueva calidad de vida, dinamizar nuevamente la economía, estimular el consumo, sin migajas, porque también tienen la responsabilidad de cuidar el jardín en donde viven… es insólito que en Chile haya pobres que trabajan.
Lo único que pido, para ir cerrando la idea, es que los ciudadanos que queremos la solución y el fin de las marchas, por ejemplo, pongamos la presión donde corresponde… Por mientras, las marchas constantes -entiendo- buscan justamente que sigamos conversando sobre esto, que no exista la normalidad e indiferencia que atacó a los profesores hace muy poco. La desesperada movilización ciudadana buscar un estado de conciencia real en la hamburguesía, algo que nos lleve a una verdadera transición al desarrollo. Chile es un país trabajador y tiene argumentos para entrar a la primera división mundial. Eso es lo que está en juego.
Hamburguesía: ¡Métanse la mano al bolsillo!
Somos parte y actores de una época crucial de nuestra historia, un punto de giro, un antes y un después que será retratado hasta el cansancio, y a todo color, en los futuros contenidos escolares.
Espero llegue pronto la cordura.