Chile, para superarse a sí mismo, requiere que se estimule el roce social, pero de manera transversal, es decir, que en un mismo equipo se junten personas de todos lados. Que lindo sería que en los colegios convivieran distintas realidades.
Eso es educación, eso es cultura.
Pero no es la tendencia. Chile es un país absolutamente segregado y segregador. Los ricos con los ricos, los pobres con los pobres. No se mezclan, no conviven. Veranean separados, estudian separados, juegan separados. Viven bajo un supuesto acervo o techo cultural, sin embargo están dentro de burbujas, incluso hablan completamente distinto.
Fútbol como reflejo de la idiosincracia
A.C. Barnechea es un equipo de la Primera B del fútbol profesional chileno, que subió desde el amateurismo a la Primera División del Fútbol Chileno en tiempo record. Todo un hito para la estadística. Ese era un proyecto lindo, sobre todo en las divisiones inferiores. En él se encontraban dos realidades dentro de una misma cancha… y dentro de un mismo camarín. La mamá del Cerro 18 se tomaba un café con la señora de la Dehesa mientras esperaban a sus hijos que hacían deporte en las divisiones inferiores del club. Ellas conversaban, compartían realidades. Sus hijos, en tanto, mientras jugaban aprendían cosas importantes de la vida, y se hacían amigos. Así es el fútbol.
Eso era lo que más me motivaba de ese proyecto, pero la municipalidad no lo vio; también el club estaba liderado por un tenista (individualismo). Todos es válido. Pero nos perdemos oportunidades.
Atlético Municipal Colina (Colina SADP), era otro proyecto hermoso que tuve la alegría de construir desde cero, a pulso. Este club reunía similares características a las de Barnechea, es decir, tenía -o tiene- el potencial de juntar al niño de Chicureo con algún chiquillo de las poblaciones adyacentes a la cárcel de Colina.
Más de un Chile
¡Hay dos Chile! Y tal vez son tres o cuatro.
En una cancha de fútbol se enfrentan 11 contra 11, no importa el color de piel, la religión, o si tiene o no tiene dinero… y no hago diferencias con “la tele”, porque los cabros tienen todos las mansas teles y lo mismo con las Nike…
El fútbol es un deporte de justicia. Solo los grupos humanos más compenetrados con el objetivo común, los fieles a una idea de juego, ganan el partido. Eso nos falta.
Superemos la segregación, pasemos al desarrollo. Para que eso se vuelva real hay que desearlo desde adentro, de verdad; hay que convencerse de un plan de juego. Esa es la más efectiva manera de mejorar las cifras y de subir en la tabla. Para eso es clave que quienes están cómodos se preocupen y luchen porque la vivienda social, la educación y la salud de todos, sea digna. Es tiempo de mirar más allá del propio jardín. Pensar en algo más grande.
Por otra parte, los con meno$ deben superar el resentimiento y aprender a jugar…
Jueguen un partido entre todos cabros, cabras; calladitos, concentrados, sin fijarse en la billetera; que prime el talento. Así actúa una nación madura, con autoestima, sin complejos. Así actúa un país aspirante a levantar la copa de la vida.
¿Los nuevos valores del triunfo?
Humilde, empático, inclusivo. Así todo debería tender a un equilibrio; ni tan ricos, ni tan pobres, pero más inteligentes… valorando todas la capacidades, como en el fútbol cada jugador tiene su puesto… como la teoría de Howard Gardner.
Eso sería digno de orgullo y y avanzaríamos en la tabla. Nunca olviden que nos medimos con nosotros mismos.
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