Estallo en versos sangrientos
Invocando ángeles que iluminen el camino…
Y todo está tan vacío
Todo es tan ajeno
Tus ojos
Mi violenta ternura.
Canto en la noche llena de serpientes y veneno
Y ya no hay más leche en mis tetas caídas.
El oceánico espejo suspira
Despoja húmedos los trapos de esta carne.
¡ Y se me viene la muerte
Palpitante en el desamparo de Dios !
Y tengo quince
Y tengo treinta
Y tengo todos los años del mundo
Desnuda
Cataclística
en la inmensidad de la locura!