Acompañado de un amigo fui a entregar la figura -un tallado en nogal de 70 cm- bastante más simplificada que las imágenes clásicas de la India. «Aquí está tu encargo, la diosa Kali», dije al entregarla. La respuesta fue «yo recibo a la madre divina».
Siento que este símbolo representa maravillosamente a la mujer, a la madre, a la naturaleza, con sus aspectos benignos y aspectos aterradores. Una danza que se manifestó con más fuerza desde la revuelta del 18 de octubre hasta hoy mismo. Un momento en que pude sentir esa relación fue al ver la imagen de la mujer sobre la cabeza del caballo del monumento de Baquedano con su desnudez y fuerza. En ese momento se me hizo vívido el símbolo de la Madre.