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La mamadre

mamadre
Foto: Gulppiz
Oh dulce mamadre / nunca pude decir madrastra / ahora mi boca tiembla para definirte, porque apenas / abrí el entendimiento / vi la bondad vestida de pobre trapo oscuro (…)
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La mamadre viene por ahí,
con zuecos de madera. Anoche
sopló el viento del polo, se rompieron
los tejados, se cayeron
los muros y los puentes,
aulló la noche entera con sus pumas,
y ahora, en la mañana
de sol helado, llega
mi mamadre, doña
Trinidad Marverde,
dulce como la tímida frescura
del sol en las regiones tempestuosas,
lamparita
menuda y apagándose,
encendiéndose
para que todos vean el camino.

Oh dulce mamadre
nunca pude
decir madrastra,
ahora
mi boca tiembla para definirte,
porque apenas
abrí el entendimiento
vi la bondad vestida de pobre trapo oscuro,
la santidad más útil:
la del agua y la harina,
y eso fuiste: la vida te hizo pan
y allí te consumimos,
invierno largo a invierno desolado
con las goteras dentro
de la casa
y tu humildad ubicua
desgranando
el áspero
cereal de la pobreza
como si hubieras ido
repartiendo
un río de diamantes.

Ay mamá, ¿cómo pude
vivir sin recordarte
cada minuto mío?
No es posible. Yo llevo
tu Marverde en mi sangre,
el apellido
del pan que se reparte,
de aquellas
dulces manos
que cortaron del saco de la harina
los calzoncillos de mi infancia,
de la que cocinó, planchó, lavó,
sembró, calmó la fiebre,
y cuando todo estuvo hecho,
y ya podía
yo sostenerme con los pies seguros,
se fue, cumplida, oscura,
al pequeño ataúd
donde por primera vez estuvo ociosa
bajo la dura lluvia de Temuco.

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Para mí el fútbol es poesía, lástima que así no lo entienda el balompié profesional, porque el amateur lo conserva; y que pena que la poesía no juegue en equipo. Al fútbol vitrina le falta poesía y al arte le falta camarín... Arte mayor el trabajo en equipo.
Por ahí van diciendo / que la poesía ha muerto / que alguien le dio un empujón certero, / cayó al mar / se la comió un pez / que nadó muy rápido / y se alejó de los demás peces / hasta llevársela hasta el fin del mundo…
Dónde voy a encontrar otra Violeta / Aunque recorra campos y ciudades / O me quede sentado en el jardín / Como un inválido.